De viaje con mamá

En el puente de la Almudena nos hemos escapado a La Rioja. No conocíamos nada de la zona y hemos vuelto encantados, con la idea de volver porque nos ha quedado mucho por ver. El aperitivo ha sido muy bueno.

Salimos de Madrid con destino a Ezcaray que era nuestro primero destino, pasando por Burgos y Santo Domingo de la Calzada.

Como teníamos reservado ya para comer no pudimos ver la catedral de Santo Domingo, una que queda pendiente para el próximo viaje. Llegamos al hotel, el Palacio de Azcárate, dejamos cosas y nos fuimos a dar un paseo por el pueblo y buscar el restaurante donde teníamos la reserva. La noche en Ezcaray fue regalo de nuestro “pequeño retoño” por nuestro cumpleaños. El hotel genial.

Éstas eran las vistas desde la habitación del hotel:

El pueblo es precioso, pertenece a La Rioja Alta y tiene unos 2000 habitantes (dato de la Wikipedia para 2017).

La fundaron los reyes navarros en el siglo X. Después de formar parte de Castilla, en el año 1312, el rey Fernando IV le concedió un Fuero por el que los habitantes del valle quedaban exentos del pago del portazgo de sus ganados y mercaderías, excepto en algunas ciudades, y además concedía justicia propia a la villa por la que los malhechores que en él se refugiaban debían ser defendidos y no se podían sacar del valle para juzgarlos fuera. Este fuero fue confirmado sucesivamente por los siguientes reinados hasta  que los Reyes Católicos lo abolieron. En la Plaza de la Verdura se encuentra la Argolla del Fuero, como símbolo del mismo. Vamos, que hay que llegar allí, cogerla y decir “por mí y por todos mis compañeros”, y todos salvados.

La reserva que teníamos para comer era en Casa Masip. El sitio nos encantó, la comida estupenda. Tomamos de primero las croquetas, que no podían faltar, y foie y de segundo solomillo de cierva y paletilla de cordero. Y de postre una tarta de queso Idiazábal espectacular y  natillas.

Después dando un paseo visitamos la tienda de Mantas Ezcaray y qué maravilla de sitio. Difícil elegir manta eso sí, pero son muy amables y te explican todo lo que tienen, como cuidarlo, etc. Así que nos vimos “obligados” a comprarnos mantitas de mohair preciosas.

Por la tarde nos fuimos de paseo de nuevo por el pueblo, visitando El Colmado (miel, alubias y el Autoservicio Mari, comprando productos de la zona.

Luego estuvimos tomando unos vinos en la plaza del Quiosco. Probamos el Satorre, la oreja a la plancha del Roypa y las patatas fritas en Tres Puertas.

Luego no fuimos a tomar un café al Troika, un sitio curioso. Se trata de una coctelería digna de una visita. Para cada copa ó café tienen una copa especial y todas preciosas. Yo me tomé un café jamaicano y estaba espectacular. La decoración y el ambiente son perfectos para tomar café o copa y charlar.

Seguimos…