Hoy ya toca volver a casa. Desayuno muy bueno en el hotel y como queremos llegar a casa pronto, nos vamos directos a Briones y dejamos visita a Logroño para la próxima.
Había leído que Briones ha sido elegido como uno de los pueblos más bonitos de España y con razón. La distinción se la dieron el pasado mes de julio y, entre otros requisitos, los pueblos elegidos tienen que cumplir el tener un patrimonio arquitectónico o natural reconocido y destacar en limpieza, conservación de fachadas, cuidado de flores y zonas verdes, entre otros, y la verdad es que los cumple todos.
El pueblo está sobre un cerro de 80 m de altura, con lo cual la ladera norte del pueblo cae casi en vertical sobre el río Ebro y las vistas son espectaculares. Más ahora con los colores del otoño y la cantidad de viñedos que hay alrededor. Como siempre, las fotos no hacen justicia a la belleza del paisaje.
Tomamos un café en la plaza de España, que es el centro neurálgico del pueblo.
En ella está la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVI. El interior es espectacular, con tres naves cubiertas por cúpulas estrelladas y rodeadas de capillas. El altar mayor está presidido por el Cristo de los Remedios y un órgano barroco que se puede oír si se depositan monedas en un cepillo, y que además encienden las luces.
Ya de paso compramos pan y pastas y nos volvemos a Madrid con ganas de volver porque nos ha encantado la zona y nos han quedado muchas cosas por ver.
Y hasta aquí nuestra pequeña visita a La Rioja que nos ha dejado con buen sabor de boca.
Esperamos que os haya gustado la crónica y os sirva para futuros viajes.
De viaje con mamá 