De despedida nos invitan a un «brunch», que me suena a “Sex and The City”, y cuál es mi sorpresa que el primer sitio que fuimos a pedir mesa era como los de la película, pero había una hora de espera, así que después de ver otros dos y todos llenos, entramos en uno más normalito. Todos tomamos huevos con bacon, patatas, salchichas y de postre un crumble de frambuesa para morirse del gusto.
Luego al aeropuerto, destino “Niuyol”.
Y aquí se acaba nuestra experiencia Toronteña. Esperamos que os sirva para futuros viajes.